En el primer siglo, la iglesia comunicaba las buenas nuevas de Jesús por el mundo sin ningún programa sofisticado ni equipos elaborados. Vivían su fe y enseñaban a sus amigos y vecinos; y la iglesia vio un crecimiento rápido. Todo lo que tenían que darle a la gente era a Jesús. Nosotros podemos hacer lo mismo. Todo lo que necesitamos es la disposición y la voz para compartir con otras personas la «razón de la esperanza que hay en nosotros con gentileza y respeto» (1ª de Pedro 3.15). Si buscamos oportunidades para presentarle a Jesús y su mensaje de vida a nuestra comunidad y al mundo, lo vamos a encontrar.
Autor
Sr. Andy Baker (Tennessee, EUA )
Autor
Sr. Andy Baker (Tennessee, EUA )
Pensamiento para el día
No cuesta dinero compartir el evangelio en nuestras relaciones diarias.
No cuesta dinero compartir el evangelio en nuestras relaciones diarias.
Oración
Amado Dios, ayúdanos a estar dispuestos a enseñar a otros acerca de tu Hijo y la salvación que él ofrece. Amén.
Propósito del día
Oremos por un mayor deseo de testificar.
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